miércoles, 5 de noviembre de 2008

Almudena y Sara

Almudena caminaba empanada por los lúgubres pasillos de su instituto, como todas las mañanas. Aun no había salido el sol, pero ella ya tenía que dirigirse a la primera clase del día. Justo antes de entrar al aula, pasó por su lado Sara, que se dirigía a una clase cercana. Iba con cierta prisa, pero tuvo el tiempo justo para decir las siguientes palabras a Almudena:

- ¡Ey, esperame después de clase, que tengo algo muy importante que decirte!

Acto seguido el profesor cerró la puerta.
Almudena se tiró toda la mañana preguntandose qué sería tan importante. Si era lo que pensaba… no, no podía ser. Sara era su mejor amiga, y nunca sería nada más. Almudena se había repetido tanto esta frase que había terminado por medio creersela, aunque en el fondo deseaba que no fuera así.
No vio a Sara en toda la mañana. Esto aumentó más su intriga, e incluso alimentó cierta esperanza que sabía de sobra era inútil. Cuando tocó el timbre de la última hora, el corazón de Almudena se puso a cien. Lo oía bombear en sus sienes, y aunque tratase de evitarlo, sentía una emoción extraña recorriendo todo su cuerpo. Al salir del aula no la vio, ni tampoco en el patio. Sus ilusiones estaban a punto de desvanecerse una vez más cuando de repente vio a Sara correr hacia ella. El hormigueo de su tripa aumentaba a medida que se reducía la distancia entre las dos. Entonces, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Sara empezó a hablar:

- Necesito…- Cuando oyó la voz de Sara su mente se trasladó automáticamente a otro lugar, un lugar muy lejano y aislado del resto del mundo- te necesito, Almudena. Siempre lo has sido todo para mí, pero… nunca me he atrevido a decirlo. Tengo miedo de la reacción de los demás, pero sobre todo tengo miedo por nosotras. No quiero que te lo tomes a mal, por nada del mundo dejaría que nuestra amistad se estropease. Pero es que yo te… te quiero tanto, Almudena. Almudena… Almudena… ¡Almudena! – De repente, Almudena regresó a la realidad. Salió de su ensimismamiento y tardó unos segundos en darse cuenta de que se había quedado empanada – Joder tia, te has quedado completamente ida. ¡Casi me dabas miedo! Te estaba diciendo que necesitaba las referencias bibliográficas de literat… ¿Almudena?

Entonces fue Sara la que se quedó empanada, mirando cómo su amiga Almudena corría por algún misterioso motivo lejos de su lado, aparentemente sin rumbo ni destino, aparentemente perdida; realmente evadida.

3 comentarios:

Gensin dijo...

Ja! mola.Muy bueno. Los escribiste ahora o pertenecen a tu colección privada?.

Xino dijo...

pse... mas que microrrelato es relato XD pero mola... a ver si vuelvo a escribir un poco...

Anónimo dijo...

"Joder tia, te has quedado completamente ida. ¡Casi me dabas miedo! Te estaba diciendo que necesitaba las referencias bibliográficas de literat… ¿Almudena?"

Mooola el relato jaja pero pobre mujer... xD